Hace apenas unas décadas, disponer de los datos y luego analizarlos eran
actividades costosas y laboriosas, ya que se basaba en labores manuales. Hoy se
cuenta con computadoras veloces y económicas, y existe software y aplicaciones potentes
y flexibles, por lo cual las organizaciones obtienen diferencia competitiva en
relación a su competencia, y podrán mejorar continuamente la performance de sus
indicadores de los procesos y las actividades que se gestionan en una organización.
Pero no se puede gestionar lo que no se mide. Si no se puede medir, no se
puede controlar. Si no se puede controlar, no se puede gestionar. Si no se puede
gestionar, no se puede mejorar. La falta de estadísticas en las organizaciones
impide su administración. Decidir en base a datos del pasado, predecir por
intuición o en simples extrapolaciones, y tomar decisiones desconociendo las
probabilidades de ocurrencia, son sólo algunos de los problemas más comunes que
ocurren en las organizaciones.
Cuando los procesos de cambios eran lentos, los cuales resultaban casi
imperceptibles en el tiempo, se podía administrar una organización con pocos
datos estadísticos. Hoy, en una era de profundos y veloces cambios en todos los
órdenes, ya no es posible actuar con desinterés. Hoy un tomador de decisiones
necesita predecir a tiempo diversos indicadores, necesita reconocer a tiempo
los cambios de tendencia.
Para negociar, para corregir problemas de calidad, para aumentar la
productividad, para fijar precios, para eliminar los “cuellos de botella”, para
invertir, para contratar nuevo personal, para diseñar y evaluar políticas
públicas, para elaborar presupuestos, para priorizar proyectos, etc., se
requiere contar con datos estadísticos. Toda decisión, todo análisis, está en
el aire si no se cuenta con datos estadísticos suficientes y fiables.
Toda organización pública o privada, de avanzada, son aquellas que
hicieron de las estadísticas una herramienta fundamental. Sin estadísticas una organización
carece de capacidad para reconocer qué actividades o productos se cumplen a
tiempo y cuáles no. No gestionar datos ni interpretarlos correctamente es para
los administradores como caminar a oscuras. Gestionar datos, permite ver lo que
está aconteciendo y en consecuencia tomar las medidas más eficientes y
oportunas.
Cada día se exige ser más productivos y eficientes, ello es posible a
partir de información estadística debidamente analizada.
Pretender dirigir una organización como hace un par de décadas atrás ya
no es posible. El tomador de decisiones tiene en sus manos la decisión de
mejorar su institución a través de una gestión moderna con base en datos
estadísticos o seguir en la oscuridad.
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