Cuando se obtienen datos, para un
estudio, sea de cualquier fuente, puede ocurrir que se tenga valores atípicos.
¿Qué hacer con estos valores atípicos? Podemos ignorarlos o eliminarlos
inmediatamente.
Es frecuente no prestarle atención de su existencia,
realizando directamente las pruebas
estadísticas correspondientes.
Esto implica correr riesgos, ya que trabajar
con
valores que podrían estar
errados (por cualquier razón), puede conducirnos
a resultados no válidos.
Pero,
puede darse el caso en que los valores sean correctos
pero
no
es conveniente considerarlos. ¿Qué hay que hacer
con estos valores?
Lo primero es preguntarse a qué corresponden,
cómo es que se han producido. En este caso, después de una simple reflexión y análisis, se llega a la conclusión
que lo más razonable es excluirlos del estudio.
En algunas situaciones, la
identificación y el análisis de las anomalías es la parte más interesante del
estudio y de la que más deducciones se pueden obtener. Ya que si los valores están
bien medidos, no encontramos la explicación de por qué sucede o son
completamente contradictorios los resultados obtenidos. ¿Qué hacer con estos
valores? ¿Eliminarlos y olvidarse de ellos?
Estos valores se deben analizar,
para no perder la oportunidad de incorporar información valiosa a nuestro
conocimiento del proceso. Lo más adecuado sería preguntarnos: ¿Por qué se han
dado estas situaciones?, ¿qué ha ocurrido para que se hayan producido esos
valores?, es posible que la respuesta a estas preguntas nos aporte información
que puede ser muy útil para nuestro mayor dominio y conocimiento del proceso.
Entonces, ¿qué hacer ante una anomalía? Debe servir
para averiguar el por qué se ha producido. Si la causa es un error, se elimina el valor y asunto resuelto. Si no es un error habrá que valorar la conveniencia de incluirla en el estudio,
según sea la razón por la que se ha producido, la frecuencia con que se esperan valores similares y otras razones.
En algunos casos uno no sabe si mantener
el valor atípico
o quitarlo. Cuando se da esta situación,
es necesario es hacer un
análisis con y sin la presunta anomalía,
y
si se
obtienen las
mismas conclusiones
la disyuntiva
deja de
tener importancia. En caso contrario quizá se puede salir de dudas recogiendo más datos, o también pueden
aplicarse técnicas específicas de análisis en presencia
de anomalías.