lunes, 13 de agosto de 2018

Los Valores Atípicos


Cuando se obtienen datos, para un estudio, sea de cualquier fuente, puede ocurrir que se tenga valores atípicos. ¿Qué hacer con estos valores atípicos? Podemos ignorarlos o eliminarlos inmediatamente.
Es frecuente no prestarle atención de su existencia, realizando directamente las pruebas estadísticas correspondientes. Esto implica correr riesgos, ya que trabajar con valores que podrían estar errados (por cualquier razón), puede conducirnos a resultados no válidos.

Pero, puede  darse  el  caso  en  que  los  valores  sean  correctos  pero  no  es conveniente considerarlos. ¿Qué hay que hacer con estos valores? Lo primero es preguntarse a qué corresponden, mo es que se han producido. En este caso, después de una simple reflexión y análisis, se llega a la conclusión que lo s razonable es excluirlos del estudio.

En algunas situaciones, la identificación y el análisis de las anomalías es la parte más interesante del estudio y de la que más deducciones se pueden obtener. Ya que si los valores están bien medidos, no encontramos la explicación de por qué sucede o son completamente contradictorios los resultados obtenidos. ¿Qué hacer con estos valores? ¿Eliminarlos y olvidarse de ellos?

Estos valores se deben analizar, para no perder la oportunidad de incorporar información valiosa a nuestro conocimiento del proceso. Lo más adecuado sería preguntarnos: ¿Por qué se han dado estas situaciones?, ¿qué ha ocurrido para que se hayan producido esos valores?, es posible que la respuesta a estas preguntas nos aporte información que puede ser muy útil para nuestro mayor dominio y conocimiento del proceso.

Entonces, ¿qué hacer ante una anomalía? Debe servir para averiguar el por qué se ha producido. Si la causa es un error, se elimina el valor y asunto resuelto. Si no es un error habrá que valorar la conveniencia de incluirla en el estudio, según sea la razón por la que se ha producido, la frecuencia con que se esperan valores similares y otras razones.

En algunos casos uno no sabe si mantener el valor atípico o quitarlo. Cuando se da esta situación, es necesario es hacer un análisis con y sin la presunta anomalía,  y  si  se  obtienen  las  mismas  conclusiones  la  disyuntiva  deja  de  tener importancia. En caso contrario quizá se puede salir de dudas recogiendo más datos, o también pueden aplicarse técnicas específicas de análisis en presencia  de anomalías.